septiembre 17, 2013

228. HISTORIANDO COSTA RICA


Puentes con aroma a café

Rafael A. Méndez Alfaro
Encargado del Programa de Estudios Generales
  • Manos a la obra. Costa Rica vivió una febril edificación de puentes durante un corto periodo del siglo XIX.

Si nuestros viejos puentes se dispusieran a contar su historia, pedirían una taza de café. Así estarían en familia pues muchos de ellos son “hijos” de la exportación cafetalera en la Costa Rica del siglo XIX.

El auge de la producción cafetalera en nuestras tierras centrales durante la década de 1840, decidió a empresarios privados a financiar la edificación de puentes seguros por donde el “grano dorado” saliese hacia Europa.

A decir verdad, los puentes y los caminos que había entonces sufrían pésimas condiciones, lo que encarecía y demoraba la exportación del café. El camino hacia Puntarenas adquirió así especial relevancia para movilizar el café producido en el denominado Valle de San José.
La Sociedad Económica Itineraria. Hacia 1843, acaudalados comerciantes y cafetaleros, intranquilos por los pésimos caminos, decidieron fundar la Sociedad Económica Itineraria, también conocida como la Junta Itineraria. La Sociedad procuró introducir mejoras en la vía que llevaba a Puntarenas, embarcadero de las crecientes exportaciones cafetaleras.

La Junta procuraba disponer de una vía que fuese transitable por las carretas durante la mayor parte del año. Delegados de la Junta revisaron el recorrido, encontraron graves problemas y determinaron los costos de su reparación.

Ese deterioro tenía una explicación: en las primeras cuatro décadas del siglo XIX, los viajes entre el valle de San José y los puertos de Puntarenas y Caldera habían sido muy escasos, pues la producción agrícola (tabaco, caña de azúcar, maíz y frijoles) no propiciaba un intenso comercio. El poco que existía se centraba en productos que podían transportarse en bestias de carga que cruzaban los ríos con cierta facilidad.

La idea de mejorar los caminos llevó a una conclusión inevitable: faltaban puentes, y los que había se hallaban maltrechos en varios tramos.

La ruta a Puntarenas pasaba por varios ríos de cauce profundo y muy caudaloso durante los meses de lluvias, lo que dificultaba cruzarlos casi en cualquier tiempo. Esta situación solía presentarse en los ríos Torres, Virilla, Segundo, Ciruelas, Alajuela, Grande, Machuca, Jesús María, Paires y Barranca.

Tenían puente, aunque en mal estado, los ríos Torres, Virilla y Grande. El de este último se había construido a inicios de la década de 1840. Los puentes sobre los ríos Torres y Virilla estaban situados en el camino que unía tres de las principales ciudades: Alajuela, Heredia y San José. La gran movilización diaria en esta zona demandaba construir puentes seguros.

La iniciativa. La primera referencia sobre la construcción de puentes por parte de la Junta Itineraria, la ofrece el periódico Mentor Costarricense. En enero de 1844 anunció que se había acordado que, en su próxima visita al camino a Puntarenas, Buenaventura Espinach “vuelva a fijar su atención e informe sobre la posibilidad de construir puentes sobre los ríos Jesús María, Surubres y Paires”. Este constituye un antecedente clave en la construcción del Puente de las Damas (o de Jesús María) sobre el río Jesús María en San Mateo de Alajuela.

El nombre de Puente de las Damas se debe a que, cuando la Junta Itineraria solicitó contribuciones para levantar esa obra, fue muy importante el desprendimiento económico mostrado por las mujeres. Este puente se inauguró en setiembre de 1845. Costó unos 8000 pesos y presentaba una forma arqueada. Sus materiales eran la piedra labrada y la cal.

Entre 1844 y 1850 se vivió una febril actividad en la construcción de puentes: nunca la había habido y nunca más hubo algo similar en Costa Rica. Entre los que se edificaron en este periodo destacan los de los ríos Torres, Ciruelas, Segundo, Ojo de Agua, Machuca y Barranca.

Algunos puentes sustituyeron viejas edificaciones de madera, como ocurrió con el río Torres, cuyo puente se levantó de calicanto y con un costo cercano a los 4000 pesos.

Otros puentes –como los de los ríos Ciruelas, Machuca y Segundo– no pasaron de una inversión de 400 pesos, pues se ejecutaron con vigas de madera sobre bastiones de piedra y cal.

Hasta Europa. El 30 de marzo de 1844, el Mentor Costarricense informó que en la Junta Itineraria “se acordó solicitar [que] el Señor Juan Rafael Mora se haga cargo de la construcción del puente del Coco sobre Río Segundo”.

Una semana después, la misma Junta señaló lo siguiente: “Leída la contestación del Señor J. R. Mora, se acordó se le den las Gracias a nombre de la Junta, por su pronto llamamiento a encargarse de la comisión que se le dio para levantar el Puente del Coco”.

Otros puentes –como el de Ojo de Agua, procedente de 1848– tenían forma de puente-calzada o empedrado para evitar la presencia de lodazales que se formaban con suma facilidad en el paso por la zona de San Rafael.

En 1850, el periódico La Gaceta destacó el artículo titulado “Puente de Barranca”, que resaltó la necesidad de tener un puente de hierro para asegurar el paso de los productos con rumbo a la Puntarenas.

La obra sobre el río Barranca representaba un costo de casi 16 000 pesos. Para reunir este dinero, la Junta Itineraria llamó a la generosidad de los ciudadanos, pero no tuvo el respaldo esperado.

Una vez que el camino a Puntarenas experimentó notables mejoras y el levantamiento de puentes habilitó de forma definitiva la ruta hacia el Pacífico, el protagonismo de la Junta Itineraria comenzó a debilitarse.

A inicios de la década de 1850, una vez que Juan Rafael Mora ascendió a la Presidencia de la nación, la Junta desapareció oficialmente y el Gobierno asumió la labor que hasta entonces aquella desempeñaba.

La intensidad con la que se trabajó entonces en la construcción de puentes no tiene competencia en la historia de Costa Rica. En cierto modo, aquellos puentes llegaron hasta Europa.

¡Paso a las Damas! El nombre oficial del puente de Las Damas (o puente Damas) es puente río Jesús María, aunque popularmente se lo conoce por la primera denominación. Se ubica en San Mateo de Alajuela. Esta estructura de piedra fue declarada reliquia histórica el 10 de julio de 1975. Valga recordar que algunos de los puentes mencionados están en uso, como otros edificados en los ríos Grande y Jesús María.

(Del libro de Rafael A. Méndez Alfaro. Historiando Costa Rica en el siglo XIX. EUNED, 2012).

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