Licda. Rose Marie Hernández Vargas
Las nuevas generaciones de costarricenses ignoran, la mayoría de las veces, el importante papel que desempeñan las costumbres y tradiciones que hemos heredado de nuestros antepasados en la construcción de la identidad nacional costarricense.
El legado dejado por la cultura huetar forma parte nuestro patrimonio histórico cultural.
Costa Rica, con una superficie de 51 000 km2, ha albergado en su territorio a varias etnias indígenas, una de ellas fueron los huetares. El grupo más importante y poderoso del país durante el siglo XVI. Su idioma fue considerado lengua general de la Costa Rica a principios de la Colonia...”. (Quesada Pacheco. 1998: 13).
Para reconstruir sus modos de vida, se han tomado datos arqueológicos e históricos. Los restos arqueológicos encontrados en los cementerios indígenas huetares, confirman la presencia activa de este grupo en la región.
Entre los hallazgos antiguos se han determinado dos tipos de tumbas: unas con cantos redondos y otras con lajas tapadas por grandes piedras planas. Se cree que estas lápidas funerarias fueron talladas en granito. También se han encontrado trabajos en piedra como planchas alargadas con figuras de animales. En las culturas antiguas, el animal encarnaba concepciones metafísicas y cosmológicas. Véase imagen 2.
Asimismo, se encuentran figuras de chamanes acuclillados, guerreros sosteniendo hachas y cabezas humanas en forma de trofeo. Estas cabezas de tamaño reducido que podían llevarse colgando de una cuerda con otras cabezas de enemigos derrotados. Costumbre de origen sudamericano. (Ferrero. 2001:103).
Piedras en forma piramidal con inscripciones, metates de piedra para moler maíz y cacao, de gran tamaño, adornados con figuras zoomórficas, se supone que para moler tabaco y otras drogas, que luego eran aspiradas por el chamán con pajillas para obtener alucinaciones en los rituales. Véase imagen 3. Ollas, altares de granito y vasijas de cerámica y barro, ocarinas, tambores, figurillas de oro y jade, joyas de poder para la clase alta. (Ferrero. 2001:105).
En la arquitectura predominan: montículos de tierra redondos con muros de contención de guijarros, escalinatas, calzadas de piedra, pequeñas plazas elevadas, acueductos, y puentes fabricados con grandes losas, todos localizados en los sitios de mayor tamaño, también los petrográficos, tumbas, monolitos y esculturas (Guayabo de Turrialba). (Solórzano. 2013: 17).
En Costa Rica existen más de 3000 sitios arqueológicos, entre cementerios, asentamientos y talleres, pero una gran cantidad de esos sitios se hallan en propiedad privada y a falta de recursos y personal ha sido imposible estudiarlos, de acuerdo con la base de datos del Museo Nacional de Costa Rica.
Se supone que el cacicazgo de Garabito debió de tener un gran poder económico, pues el territorio tenía acceso a importantes vías de comunicación, como el río San Juan y Virilla, los puertos situados en la desembocadura de los ríos Jesús María y Tárcoles y las rutas y caminos que conducían hacia el centro del territorio. (Ibarra. 1990: 33).
Los huetares practicaron un activo comercio con otras culturas indígenas del país. La reciprocidad en el intercambio de bienes fortalecía los lazos familiares. Los fuertes y estrechos vínculos que unen al cacique mayor con los otros caciques parientes suyos de menor de menor rango, conforman redes de relaciones sociales entre diferentes personas y diversas regiones.
“Los intercambios desempeñaron un papel importantísimo en las sociedades….intercambio de bienes de subsistencia, que solucionaban problemas de escasez…entre ellos se pueden mencionar la sal, las conchas y el oro que solo se obtenía en ciertos lugares específicos…el sistema de intercambio dio lugar a transacciones reciprocas entre los integrantes de comunidades cercanas o, en el caso de los miembros de la elite, al intercambio de objetos considerados de prestigio, que podían proceder de lugares distantes...”. (Solórzano.2013:46).
La llegada de los españoles trajo virus y bacterias, que diezmaron a los aborígenes. “El sistema inmunológico de los nativos fue incapaz de defenderlos de las nuevas enfermedades como viruela, tifus, tosferina, sarampión y gripe...”. (Molina y Palmer. 1988: 19).
“Los autóctonos sobrevivientes fueron sometidos a un régimen de reducciones indígenas o pueblos de indios, donde los llevaban para ser sometidos y explotados. Los autóctonos constituían el sector más explotado y en consecuencia el más propenso a sufrir hambrunas y epidemias. Estas últimas diezmaron periódicamente a los indígenas aun a finales del siglo XVIII...”. (Solórzano. 2013: 18).
Del Reino Huetar de Occidente, gobernado por el rey Garabito, uno de los principales líderes fue Barvac (también Barbac, o Barvak), que gobernó la población indígena de Barva y Santa Bárbara. Véase imagen 3.
Ante los maltratos de los conquistadores, los aborígenes huyeron a las montañas durante los primeros años de la conquista. Se mencionan los aborígenes tises y katapas. Los primeros se ubicarían entre los ríos Kutria (Cutris o San Carlos) y Frío, mientras los katapas, entre los ríos Frío y Zapote.
Juan Carlos Solórzano añade: “El Valle Central de Costa Riva se convirtió en el principal núcleo de acción de los españoles y donde surgieron posteriormente otras ciudades...”. (Solórzano. 2013: 18).
Los diversos reinos huetares fueron progresivamente sometidos por los españoles en la segunda mitad del siglo XVI, y sus sociedades fueron desestructuradas casi por completo.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
Ferrero Acosta, Luis. Entre el Pasado y el Futuro. Editorial UCR. Costa Rica, 2001.
Ibarra, Eugenia. Sociedades Cacicales Siglo XVI. Editorial UCR. Costa Rica, 1990.
Molina, Iván y Palmer, Steven. Historia de Costa Rica. Editorial UCR.
Costa Rica, 1998.
Quesada Pacheco, Miguel Ángel. Los huetares: historia, lengua, etnografía y tradición oral. Cartago, Editorial Tecnológica, 1996.
Quesada Pacheco, Miguel Ángel. Tradiciones huetares. Editorial la Universidad Nacional. Costa Rica, 1998.
Solórzano Fonseca, Juan Carlos. Los Indígenas en la Frontera de la Colonización. Costa Rica 1502 1930. EUNED. Costa Rica, 2013.
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