Mario Valverde M.
Savater es un filósofo
español que se dedica en especial a los temas de la ética. Tema que dejaré para
otra ocasión; sus libros más conocidos: Ética
para Amador y Política para Amador.
En este Muro voy presentar sus ideas en relación con el tema de la EDUCACIÓN y
el reto de las NUEVAS TECNOLOGÍAS. Empiezo por presentar las preguntas que
están en el tapete de la discusión. ¿Es la tecnología suficiente por sí misma? ¿El
profesor es un profesional en vías de extinción? O por el contrario, ¿masivamente
las tecnologías nos informan pero nos deforman la creatividad, los procesos
cognitivos?
Propone Savater:
“Todo
el conocimiento venía por la vía de la Escuela. La enseñanza en general
consistía en eso: en informar a los niños de las cosas que no sabían. El niño
llegaba a la escuela y desconocía las verdades de la muerte, el sexo, la
ambición o el crimen, y, poco a poco, se le iban revelando.”
“Hoy
en día, con la televisión y con Internet, la prioridad ya NO puede ser informar
sino ORIENTAR al alumno a través del laberinto de información que le está
bombardeando constantemente”.
Tenemos
información en abundancia, como nunca de todo tema y de todo lugar. El problema,
en mi consideración, son dos: 1) No saber discriminar la información. 2) Decir
qué me sirve y qué no, para no aceptar todo como verdadero. Y esa era la
posición del pensamiento mítico, atribuirle a un Dios la verdad y sencillamente
por miedo la aceptábamos. Ahora no es por miedo es por la falacia de autoridad.
Sí está en internet es verdadero. Yo no me complico en aplicar el primer paso
del método de Descartes: “No aceptar nada como verdadero”.
Además
dice y aquí termino mi primera entrega de muchas otras de este filósofo:
“…ahora
la gente ya se COMUNICA y se alimenta intelectualmente de epitafios. Y creo que
sí, que sería bueno que la educación presentase cierta resistencia, que
siguiese formando a los alumnos en la ARGUMENTACIÓN”.
Ya
lo decía D. Hume en el siglo XVIII: uno entre mil era capaz de crear una
inferencia, una argumentación; hoy con Internet, con correos escritos en
epitafios, me temo que sea uno entre cien mil.
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