Mario Valverde M.
La amistad busca de la esperanza, la solidaridad, la necesidad de compartir y conquistar el mundo. Por eso, un solo amigo o amiga, basta para conquistar la montaña de ideales (caso del Che y su amigo motorizado). En la amistad no importa la ausencia o la distancia. Si logras pasar las inclemencias de la juventud y la edad madura, podrías llegar, si cultivaste la amistad, a la desembocadura en paz con tus amigos y amigas. El amor, más frágil muchas veces, se queda tendido sin poder unir de nuevo los fuegos que lo unieron. La amistad tiende a unirse con el tiempo, para unir recuerdos, a pesar de ciertos quebrantos. Por supuesto, el amor en su belleza, en su impresión, no muere, queda dando vueltitas como los botes al pairo sin poder llegar jamás a la playa cercana.
Dejo un poema anónimo del siglo XIII:
“Las fuerzas que en mi encendieron\los más amores pasados\nunca apagarlos pudieron\las lágrimas que salieron\de los mis ojos cuitados\Mas no por poco llorar\que mis llantos muchos fueron\Mas no se pueden matar\los fuegos del buen amor\si de verdad se prendieron”.
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