Mario Valverde M.
La vida de los jóvenes (cada vez más se es
joven a menor edad) es lo que yo llamaría la filosofía popular del Kleenex.
Vida donde todo se deshace rápidamente. La música y el ídolo de hoy desaparecen
a la próxima semana. Ya no el espacio de los años 70 de los discos de acetato,
con sus espacios entre una y otra canción, ni siquiera de los CDs, ahora son
los IPod, con sus miles de canciones
grabadas, con los audífonos (tienen que ser blancos), pegados a sus
orejas en todo lugar, ausentes del prójimo, el otro dejó de existir. Es el
mundo de los grandes comedores de los moles, con la diversidad de comidas y los
grandes bullicios como especie de turbinas de aviones, con clientes de todos
los gustos, mientras pasan los invisibles trabajadores recogiendo todos los
deshechos para lanzarlos a los basureros, ceremonia que se repite una y otra
vez.
Nada reposa. Todo está en
movimiento como la misma Naturaleza en su afán de construir vida y muerte, con
la diferencia de que esta todo lo hace a su paso normal para manifestación de
la belleza de su ciclo eterno. Por su parte, la filosofía del Kleenex no
permite reposar en la mente de la masificación de los jóvenes que pretender
consumir y desechar todo el mercado del mundo capitalista; que conste, no
reniego de su producción, sino de la forma de penetración para que no quede
nada en la mente, en el recuerdo, en las estructuras cognitivas; y es que el
consumo masivo no da tiempo, espacio, a la inferencia. Ya decía el filósofo empirista
inglés, Hume, en su libro Investigación
sobre el Conocimiento Humano, que se daba una inferencia entre cada mil
personas. Me temo que en este mundo actual de filosofía del Kleenex, tendríamos
que decir se da una inferencia entre cien mil personas. Y menos pensar que
puedan observar, en los jardines de sus casas
(ya casi no existen) o centros de estudios, el nacimiento de una nueva flor, o el paso de una mariposa chupando su néctar.
Y menos con la nueva revolución industrial que ya arrancó, la nueva tecnología
de los 3D, donde usted podría escanear la receta de una pizza, anteojos,
camisa, arma y hasta una casa y producirla desde su propia casa. Pero de esta nueva revolución
escribiré en el próximo Muro. Termino diciendo que la locura actual es USAR,
BOTAR RÁPIDAMENTE como un simple Kleenex cuando nos ataca la gripe.
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