Mario Valverde M.
Como todo se ha hecho a imagen y semejanza de sus sueños (creaciones), lo cierto es que Dios tiene sus chefs, mitad hombres, mitad mujeres, porque por aquellos lados, la ley del género se da antes de la primera explosión del Big Bang.
Para los que imaginan al Padre sentado con un gran ojo mirando lo que hacemos desde su omnipresencia, están equivocados. Si algo gusta de hacer en su aburrimiento, mientras todas las cosas regresan a su lado-juego de los espejos, es comer. Y de verdad os digo que es un gran gourmet y comelón insaciable, sobre todo de postres y helados; y además deben entender que tiene todo el tiempo del mundo para esos menesteres. Es vegetariano por naturaleza, dado que, como él se inventó todos los animales vivos de galaxias y planetas habitados, no le apetece, como comprenderán, comer de sus propias creaciones carnívoras. Lo mejor es que come muchas y variadas frutas, la mayoría desconocidas para los seres humanos de nuestro planeta. Recordemos que Dios no duerme, porque si se quedara dormido por un minuto tendría dos problemas: 1) Crearía más cosas y ya no cabe ni un alfiler más en el Universo 2) Los existentes inteligentes intentarían por todos los medios conocidos por los políticos darle un golpe de Paraíso. Por eso sus cociner@s se la pasan inventándole recetas siempre de gustos y aromas diferentes para mantenerlo despierto y alegre, no vaya a ser que en un liviano sueñito de una pequeña siesta (como sucede en España), toda su obra se convierta en un verdadero caos. Claro, en uno de sus pocos pestañeos, uno por allá y otro por acá, explotan soles llamados súper-novas, juntándose con el tiempo y formando nuevos sistemas planetarios. Si algo tiene el Maestro es que, por una ley, todo lo hace de nuevo regresar a su gran mesa. Confiamos a los gourmets mantenerlo complacido con las mejores recetas de sus jardines en expansión.
P.d. Por cierto, me lo dijo
un pajarito, que el “gallo pinto con un huevito frito” no le falta por las
mañanas.
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