Licda. Rose Marie Hernández Vargas
Fotografía de Rose Marie Hernandez Vargas. Vista del Paseo de los Estudiantes.
“El conocimiento de la historia es fundamental para el reconocimiento y comprensión de la identidad y el patrimonio cultural de un pueblo, pues, es a lo largo de su devenir histórico que estos se constituyen y recrean…
Por esto, y volviendo al punto de partida, conocer y valorar la historia de los pueblos, su memoria colectiva, posibilita conocer
y valorar el Patrimonio cultural local y, por ende , el nacional”
Patrimonio cultural: Diversidad de nuestra creación como herencia. p. 63
Si visitamos el Paseo de los Estudiantes, nos encontramos una calle aún con huellas de épocas pasadas que nos cuentan una serie de acontecimientos, parte de nuestro patrimonio histórico cultural.
En los últimos días, hemos escuchado a diferentes sectores de la sociedad civil en torno a la construcción del “barrio chino” y su eje vital, el histórico Paseo de los Estudiantes.
Se habla de la construcción de un bulevar donde se levantará el “barrio chino” con elementos decorativos (colocación de bancas, arcos, faroles y dragones) alusivos a esa milenaria cultura. Precisamente donde está hoy ubicado el Paseo de los Estudiantes, calle 9, de la avenida 3 hasta avenida 18. (María Quesada Vargas y Josefina Odonimia, p.162). Parece que sin tomar en cuenta el legado histórico cultural que esta vía representa para nuestro país.
Retrocediendo en el tiempo para buscar las huellas de la calle 9, nos encontramos con memorables reminiscencias, una de ellas es el origen de su nombre. Relatan que antes de denominarse Paseo de los Estudiantes, se llamó El Camino Real a Desamparados. Posteriormente se le denominó la calle Jeremías Garbanzo. Esta transitaba al frente a la Iglesia de la Soledad, fue una prolongación de la calle central y se unía con la calle 19 José Martí. Iniciaba en la esquina noreste de plaza González Víquez hasta avenida 10, comunicando con la Estación del Ferrocarril al Atlántico. La actual avenida 3 se denominó Calle de la Estación (por el Ferrocarril al Atlántico).
Estas calles al principio eran de tierra en verano y de barro en la época lluviosa, con la consiguiente dificultad para las comunicaciones y el comercio. Las carretas que habían sustituido a los carretones, tirados por un caballo, transportaban café a la Estación del Ferrocarril al Atlántico. Se utilizó la calle 9 para acordar distancias.
Retomando la historia de calles, por el año 1850 las calles se identificaban mediante nombres dados por la gente y no existía el término avenida.
La historiadora María Quesada Vargas nos expresa: “En el año 1890, estas denominaciones se sustituyeron por puntos de referencia, por el nombre de personas importantes o edificios por donde pasaban las calles”. (María Quesada Vargas y Josefina Odonimia, p. 192).
Las calles josefinas se beneficiaron con un reordenamiento urbano en el año 1890; se empleo el nombre de personas ilustres, notables por su vida y contribución al desarrollo de Costa Rica, desde los más diversos ámbitos del quehacer humano.
En otros casos, los nombres comunes son simbólicos, de interés histórico, político o cultural como lo es el llamado Paseo de los Estudiantes.
En el año 1904, como una política de reordenamiento urbano, el municipio elaboró una nueva nomenclatura de calles y avenidas.
“Las calles a partir de la central al este llevarían la numeración impar y al oeste la par. Las avenidas a partir de la central norte, llevarían la numeración impar y al sur la par “(ANCR: Municipalidad, 1004).
La renovación urbana en San José fue relativamente lenta, sobre todo en la época colonial. A finales del siglo XIX, hubo una transformación en los edificios, monumentos y espacios públicos (calles, plazas, parques).
La arquitectura de estas viviendas y edificios nos habla del legado de nuestros antepasados en el proceso de construcción de nuestro país.
Vemos aspectos políticos, sociales, culturales y económicos, entre otros, de estas ciudades, monumentos y calles que en un momento histórico las produjeron y que forman parte de la memoria histórica.
La construcción de la Estación del Ferrocarril al Atlántico (1871-1890) tuvo una importancia vital en el desarrollo de la capital en la formación de nuevas poblaciones y de calles y avenidas. Asimismo se edificaron aceras, se colocaron faroles. Lo que vino a engalanar las calles en el sector central de la ciudad.
En el año 1884, se erige la primera planta de energía eléctrica, que permite iluminar la ciudad por medio de 25 postes de luz. Así San José se convirtió en la tercera ciudad en el mundo y la primera en Latinoamérica en tener electricidad, antecedida solamente por París y New York.
Arte y religión se unen en un esfuerzo común. El hermoso templo de la Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, fue terminado hacia 1897. Se ubica donde la avenida 4 concluye con la calle 9, en el llamado Paseo de los Estudiantes. Esta se destaca por su belleza arquitectónica de estilo barroco.
En el año 1919, la plazoleta de La Soledad y de la llamada calle 9, fue el escenario de patrióticas y firmes protestas: el movimiento para derrocar la dictadura de Federico Tinoco -encabezado por Carmen Lyra- de los estudiantes del Liceo de Costa Rica, el Colegio Superior de Señoritas y el Colegio Seminario.
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