Licda. Rose Marie Hernández
Vargas
Fotografía de Rose Marie Hernández Vargas
“Desde la llegada comprende el viajero que Heredia
es una ciudad amable.
Empleando un vocablo nacional y gráfico,
se le podría llamar ‘corronga’.
He visto de pronto sus casas, sus parques, sus iglesias;
tiene mucho árbol, muchas mujeres
bonitas,
mucha gente religiosa”.
Rubén Darío
Fuente del Centenario en el Parque Central de Heredia. |
Nos
trasladamos al Parque Central de Heredia
a la época de antaño, en busca del legado histórico-cultural de nuestros
ancestros. El patrimonio cultural y uno de sus componentes, el patrimonio
histórico-arquitectónico, constituyen parte de nuestra identidad y como tal de
la cultura costarricense. Por ello, el patrimonio-histórico arquitectónico
merece ser conocido y valorado, con el objetivo primordial de una adecuada
conservación. (Vargas Arenas, Iraida. 1990:4).
El
patrimonio histórico-arquitectónico está expuesto a graves riesgos de deterioro
y pérdida a consecuencia de la contaminación del ambiente y la destrucción por
parte de personas sin educación en la comprensión y el respeto de estos sitios.
Antiguo quiosco del Parque Central de Heredia. |
El
conjunto de elementos arquitectónicos ubicados en el Parque central de Heredia
(la fuente
de hierro con su pila, el quiosco y otros monumentos), fue
declarado de interés histórico y cultural, por el Ministerio de Cultura de
Costa Rica, mediante decreto número 23683-C del 13 de
octubre de 1994. Véanse las fotografías 1, 3 y 4.
Destacamos la época de cambios urbanos que se dio
por la influencia cultural europea (1880-1920). La arquitectura como símbolo de
poder se caracterizó en este tiempo que gobernaron el país los liberales. Con
reformas de liberación y secularización de la cultura, sujeta desde tiempos coloniales
a la influencia de la iglesia católica. La burguesía agroexportadora herediana
quiso ponerse a la moda, con las tendencias urbanistas de boga en Europa.
De Plaza Principal
a Parque Central de Heredia
Actual quiosco del Parque Central de Heredia. |
En
1879 la Municipalidad de Heredia dio inicio al proceso de transformación e
innovación de “La Plaza”. Duró varios años, con el fin de convertirla en un
espacio para esparcimiento y recreación. Se inició una serie de
cambios en cuanto al embellecimiento.
Siguiendo las costumbres europeas, se cambia el aspecto colonial por un
estilo romántico. Se siembran árboles decorativos nativos y exóticos para darle
más verdor. Los árboles de higuerón blanco circundaban la antigua Plaza y daban
sombra sobre la fuente del Parque. En
1903 fueron talados.
En las fotografías
podemos observar el viejo Circuito Central e Histórico de la ciudad de
Heredia, allá por los finales del Siglo XIX y principios del Siglo XX. En el
sector este de las fotografías de esta serie se observa parte de la
hermosa Iglesia parroquial conocida como “La Parroquia”.
La
transformación de la plaza en parque comenzó con la instalación de la pila o
fuente de hierro colado en el año 1879 en el centro mismo de esa
entonces concurrida plaza comercial y que se encuentra allí como testigo vigilante de
nuestra historia hasta nuestros días.
Monumento a Aquileo J. Echeverría. Ubicado al norte del quiosco |
Al colocar una fuente en la Plaza
Principal se colocó otra en la plazoleta de la Iglesia de El Carmen. Ambas
piezas de hierro colado estilo Victorino se compraron en Inglaterra.
“Esta
pila central en su parte de hierro fundido, bien cabe afirmar, es la pieza
principal rememorativa de la inauguración de la primera cañería de hierro que
hubo en Heredia, hecho de gran importancia para la historia de la salud en
nuestra ciudad. La hermosa pila con sus saltarines chorros de agua, coronaba
la antigua plaza del comercio donde se realizaban las Fiestas Patronales y se
tranzaban libremente toda clase de géneros y víveres”. (Meléndez
Chaverri, Carlos. 1993: 50).
En el año 1957, a fin de conmemorar el centenario
de la rendición de William Walker y los
filibusteros, la municipalidad decide bautizar la fuente con el nombre de Fuente del Centenario, y colocan una placa alusiva en su base. Dicha
placa se encuentra actualmente sumergida en el agua, y obviamente no la puede
apreciar el público. Durante largos años, la pila del
parque recibió la sombra de los enormes higuerones que circundaban la antigua
plaza. Esta
pila constituyó durante muchos años un hermoso adorno en la ciudad. Véase la
fotografía 1.
En
1908 se hizo el croquis del interior del Parque. Fue diseñado siguiendo un
estilo español y quedó dotado de aceras
de piedra labrada, mosaico y bordes de ladrillo y cemento. Véanse las fotografías 1, 2 y 3.
En
el año 1885, se construye la bellísima y
romántica
glorieta o quiosco. Esta fue una edificación de madera formada por varias
columnas o pilares que sostienen una cubierta. Rodeaba este quiosco una baranda
de hierro y unas gradas de granito. Las plantas trepadoras como las buganvilias
con flores de todos colores lo adornaron
y le dieron frescor y colorido. Además se colocan bancos de madera o de hierro.
Ver fotografía 2.
El actual quiosco data de
1940. Este se convirtió en el nuevo escenario donde las bandas fueron a
ejecutar sus retretas y recreos. Ver fotografía 3.
En 1885 se inauguró
oficialmente la iluminación eléctrica en Heredia y también la del Parque
Central.
“En forma artística y decorativa se colocaron
farolas o iluminarias. Cada farola estuvo compuesta por un poste de concreto en forma de
columna, de aproximadamente tres metros de altura y por un reflector esférico
de luz blanca. Diseño que lo hizo vistosamente concordante con los demás
elementos del parque…” (Ferrero Acosta, Luis. 1986:19).
Además de la belleza, creaban zonas más íntimas y placenteras para que
debajo de ellas se sentaran los enamorados o cualquier persona a escuchar las
retretas.
Una antigua tradición de los
heredianos consistía en el paseo obligatorio especialmente después de oír misa
en la Parroquia de la Inmaculada
Concepción, situada en el lado oeste del Parque. Los varones daban la vuelta en
forma contraria a las muchachas.
Durante muchos años el Parque Central de Heredia se convirtió en un arreglado parque, llenos de árboles y
flores, con el fin de celebrar el retorno de la naturaleza a la ciudad y fue uno de los más visitados para
esparcimiento y recreación de las familiar heredianas. A finales del siglo XIX
y los primeros años del siglo XX en Costa Rica, se erigen monumentos
escultóricos en los parques con el fin de simbolizar en ellos valores cívicos y
sociales transmisibles colectiva e individualmente.
“En el Parque Central de
Heredia no podía faltar la estatura cívica para representar y evocar la memoria
arquetípica de los héroes. Mediante manifestaciones escultóricas y estatuas se
construyó en el imaginario un vínculo asociado a hombres ilustres (héroes,
próceres y beneméritos) con valores y aspiraciones colectivas de la nación”. (Brenes
Tencio, Guillermo. 2002:1)
Dentro de las instalaciones
del Parque Central de Heredia, encontramos los siguientes monumentos que nos
hacen volver al pasado, perpetuar el recuerdo de los acontecimientos
conmemorativos:
1. Aquileo J. Echeverría.
Inaugurado en el año 1937 por iniciativa de la fundación “Ala”. Monolito de
mármol de 1,74 metros de alto. Véase
fotografía 4.
2. Juan Rabel Chacón
Solares. Busto tallado en piedra de 53 centímetros de
alto.
3. Nicolás Ulloa Aguilar.
Busto tallado en bronce, de 69 centímetros de alto, de quien fuera
declarado Héroe Nacional por su gran valor durante la Batalla de la Trinidad, durante
la gesta de 1856 y 1857.
En la actualidad el Parque
Central y todos los monumentos se encuentran protegidos por el acuerdo
municipal que los incluyó dentro del Centro Histórico de la ciudad de Heredia y
por Patrimonio Nacional.
Durante muchos años, ese
parque fue uno de los más visitados por las familias heredianas.
Bibliografía
Brenes Tencio, Guillermo. LA
ESTATUARIA CÍVICA: EL CASO DE COSTA RICA (SIGLOS XIX Y XX). Ciencias Sociales
96: 9-21, 2002.
Ferrero Acosta, Luis, Sociedad y arte en la Costa Rica del siglo
19. San José, Editorial Universidad Estatal a Distancia, 1986.
Meléndez Chaverri, Carlos. Heredia. Ayer,
hoy y siempre. Materiales recopilados para el Bicentenario de la Villa de
Cubujuquí. 1963.
Meléndez Chaverri, Carlos. Añoranzas de Heredia. EUNA, Heredia,
1993.
Vargas Arenas, Iraida. Herencia
Cultural, Pasado y Presente. En Gensi. 1990.
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