Licda. Rose Marie Hernández Vargas
Las nuevas generaciones de costarricenses ignoran el importante papel que desempeñaron las costumbres y tradiciones que hemos heredado de nuestros antepasados en la construcción de la identidad nacional costarricense.
Santo Domingo de Heredia es un poblado de origen colonial rico en cultura y tradiciones costarricenses.
Las viviendas de adobe forman parte de la historia de la arquitectura costarricense y por ende de nuestro patrimonio histórico cultural.
Recordemos que en el año 1829 se crea en este lugar la primera iglesia, que fue consagrada a Santo Domingo de Guzmán. De ahí obtuvo su nombre este cantón (Decreto Legislativo 9 del 28 de septiembre de 1869).
Alrededor de la iglesia se instalaron los colonos domingueños, creando barrios como era costumbre en esa época en Costa Rica. Cuentan que estas personas ser caracterizaron por ser muy religiosas, afables, honradas y muy trabajadoras, valores que aún conservan los descendientes de las familias fundadoras.
La arquitectura colonial y la construcción de las residencias de adobe estuvieron íntimamente ligadas con la producción agro-exportadora de café del siglo XIX.
El café produce un cambio en la localidad de Santo Domingo, que pasa de una agricultura para consumo familiar (cultivos y métodos tradicionales), a una producción cuyo fin es la venta al mercado, ya sea nacional o externo, utilizando principalmente mano asalariada o peones.
Surge una clase social más fuerte económicamente que se posiciona de la tierra a los alrededores de la iglesia. Es así como la arquitectura colonial cambia radicalmente al empezar a formar cuadrantes y a construir casas de adobe. Utilizando una técnica de construcción basada en una mezcla especial de tierra y zacate, formaron ladrillos y una vez construidas las casas se blanqueaban con cal y pintaban de azul, que son los colores originales de estas casas.
Así mismo, los cafetaleros de Santo Domingo empezaron a traer productos hechos en Europa, tales como telas, porcelana, cristalería, artículos de hierro y acero y maquinaria para el procesamiento del grano del café. En la periferia se empiezan a concentrar las clases más pobres, normalmente peones e individuos que emigraban en busca de tierras.
Santo Domingo de Heredia actualmente es reconocido por sus hermosos paisajes, por sus casas de adobe, tanto urbanas como rurales, y por sus costumbres y tradiciones.
Santo Domingo de Heredia es un poblado de origen colonial rico en cultura y tradiciones costarricenses.
Las viviendas de adobe forman parte de la historia de la arquitectura costarricense y por ende de nuestro patrimonio histórico cultural.
Recordemos que en el año 1829 se crea en este lugar la primera iglesia, que fue consagrada a Santo Domingo de Guzmán. De ahí obtuvo su nombre este cantón (Decreto Legislativo 9 del 28 de septiembre de 1869).
Alrededor de la iglesia se instalaron los colonos domingueños, creando barrios como era costumbre en esa época en Costa Rica. Cuentan que estas personas ser caracterizaron por ser muy religiosas, afables, honradas y muy trabajadoras, valores que aún conservan los descendientes de las familias fundadoras.
La arquitectura colonial y la construcción de las residencias de adobe estuvieron íntimamente ligadas con la producción agro-exportadora de café del siglo XIX.
El café produce un cambio en la localidad de Santo Domingo, que pasa de una agricultura para consumo familiar (cultivos y métodos tradicionales), a una producción cuyo fin es la venta al mercado, ya sea nacional o externo, utilizando principalmente mano asalariada o peones.
Surge una clase social más fuerte económicamente que se posiciona de la tierra a los alrededores de la iglesia. Es así como la arquitectura colonial cambia radicalmente al empezar a formar cuadrantes y a construir casas de adobe. Utilizando una técnica de construcción basada en una mezcla especial de tierra y zacate, formaron ladrillos y una vez construidas las casas se blanqueaban con cal y pintaban de azul, que son los colores originales de estas casas.
Así mismo, los cafetaleros de Santo Domingo empezaron a traer productos hechos en Europa, tales como telas, porcelana, cristalería, artículos de hierro y acero y maquinaria para el procesamiento del grano del café. En la periferia se empiezan a concentrar las clases más pobres, normalmente peones e individuos que emigraban en busca de tierras.
Santo Domingo de Heredia actualmente es reconocido por sus hermosos paisajes, por sus casas de adobe, tanto urbanas como rurales, y por sus costumbres y tradiciones.
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