noviembre 15, 2011

179. El maíz: Germen de vida

Licda. Rose Marie Hernández Vargas

“Brota el maíz entre las hojas relucientes

y se destaca en los fecundos llanos

como si le aclamaran los hispanos

por el rey de los indígenas simientes.

Entreabriendo sus hojas sonrientes

al contacto fugas de aires livianos

deja ver la mazorca, cuyos granos

fingen hileras de apretados dientes.”

José Santos Chocano

imageEl origen del cultivo del maíz ha sido objeto de muchas controversias e investigaciones. El maíz (zea maíz) es parte de la mitología, cosmología, calendarios, arquitectura, tradición oral, espiritualidad y práctica de pueblos indígenas, y durante mucho tiempo fue considerado como planta sagrada o “maíz divino”.

A Quetzalcóatl se le atribuye la introducción de esta gramínea en América. Según la cosmología maya, antes de la llegada de Quetzalcóatl (nombre que dieron los pueblos de habla náhuatl al Ser Supremo), los aztecas sólo comían raíces y animales que cazaban.

“No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos, estaba escondido detrás de las montañas. Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido grano de maíz a los hambrientos indígenas…Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron y cosecharon el preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades, palacios, templos...Y desde entonces vivieron felices. Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de los hombres, el dios que les trajo el maíz.”(Leyendas/laleyendadelmaiz.asp)

imageUna coincidencia favorable a los conquistadores fue que los pueblos azteca e inca poseían mitos que hablaban del regreso del hombre barbudo: la leyenda decía que un hombre blanco, rubio y con barba que había fungido como sumo sacerdote de los toltecas y había enseñado a ese pueblo las artes y las ciencias, traicionado por los sacerdotes, se fue por mar, pero prometió que volvería. Quetzalcóatl para el pueblo mexicano y Viracocha (llamado el dios de la Varas en el pueblo inca). Estas creencias en las clases políticas de ambos imperios facilitaron a los españoles valerse del engaño y más tarde de la sorpresa para la conquista y dominación de ambos imperios. Se dice que cuando Hernán Cortés llegó a la Ciudad de Tenochtitlán los pueblos indígenas creyeron en un principio que Cortés era Quetzalcóatl.

El mito de la creación del ser humano por los dioses, registrado en El Libro Sagrado de los Mayas el Popol Vuh, que nos habla de los hombres de maíz: Los dioses crearon entonces del maíz al primer hombre y la primera mujer. La leyenda decía que el hombre fue hecho por los dioses únicamente de maíz. Los aztecas transformaron el nombre huasteco y lo llamaron tsintli, aludiendo al alimento de los dioses o teosintli.

Las tradiciones míticas conceden al maíz valor de planta sagrada. Fray Bernardino de Sahagún en su obra Historia General de las Cosas de Nueva España, señala las supersticiones que también se le tenían al maíz: “…cuando los indios bautizaban a un niño colocaban maíz sobre el vientre para que fuera fecundo y generoso”.

Los arqueólogos modernos, al considerar a Costa Rica como zona fronteriza donde se establecieron pueblos de diversas zonas de América, han dividido al suelo costarricense en dos sectores culturales que poseen sus propias características: el sector de influencia Mesoamericana y el sector de tradición Sudamericana. El sector de influencia Mesoamericana, en nuestra historia, la zona de Guanacaste denominada la Gran Nicoya, ha sido conocida como la región chorotega. El consumo del maíz fue el principal alimento de los habitantes de la Gran Nicoya. Se le consideró una planta sagrada, igual que en el resto de Mesoamérica. Lo preparaban de diversas maneras: tortillas, pinol, tamal, bizcocho, chicha, pozol, etc. Se han encontrado restos muy antiguos de maíz, así como de metates usados para procesarlo.

Para los indígenas su supervivencia dependía de los recursos que la madre naturaleza les ofrecía. Por ello, la visión que tenían de la naturaleza invita a conservar el ambiente y a respetar y utilizar adecuadamente sus recursos.

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