Por Mario Valverde M.
Los útiles pueden definirse como instrumentos, cosas. Lo griegos los definieron como “cosas-praxis”. En el andar, dice Heidegger, se encuentra uno con los “útiles”: para escribir, para leer, para jugar, como instrumentos de música, tecnologías (calculadoras, computadoras, cámaras de vídeos, etc.).
II
Un útil, dice Heidegger, “es esencialmente algo para”. Cuando les pedimos los útiles a los y las estudiantes, primero pasan por un período de ilusión, de selección y de compra. ¿Quién no recuerda el día de compras de los útiles y el primer día de clase con los útiles en el bulto? Primero llega a la casa una lista. La selección la ha hecho el Ministerio de Educación o la institución escogida, pública o privada, que pasa a ser la LISTA OFICIAL de útiles y contenidos.
III
Los útiles llegan a tener una relación de algo (estudiante) a algo (educador); es lo que llama Heidegger, una relación de “para a para”. Una lista destinada a futuras investigaciones de la funcionalidad de los ÚTILES, desde una propuesta de Heidegger, podría ser:
1.-El servir para. 2.-El ser adecuado para. 3.-El poderse emplear para. 4.-El poderse manejar para. 5.-El poderse apropiar para. 6.-El poderse manipular para 7.-El para qué de los útiles.
IV
Ahora bien, nos salta una pregunta, ¿cuál es la importancia de los útiles? Pues bien, hacer accesible, a cada cual, la naturaleza del mundo circundante del conocimiento, no sólo el mundo cotidiano, sino el mundo público del ciudadano. Los útiles vienen a hacer una comunicación dialéctica entre el docente y el educando, que permite construir valores, pasar de simples útiles-cosas y convertirlos en objetos de realidad cognitiva. De aquí que los útiles deben ser de dominio y trasmisión de los docentes (didácticas), entendiendo por dominio una información actualizada y procesada de la materia que corresponde a su útil.
V
Descartes plateaba la pregunta, la duda de lo aprendido, del cómo puedo estar seguro de si todo lo enseñado por los maestros es información verdadera; si los docentes no mantenían información actualizada, y enseñaban con bases falsas (matemática, filosofía, historia, física, cívica, teoría deportiva, didáctica, etc.), su cabeza arrastraría los errores por siempre. De ahí que se propuso, a partir de los cuatro pasos de su método, siendo el primero NO ACEPTAR NADA COMO VERDADERO hasta no estar completamente seguro de que son verdades claras y distintas, revisar todo lo recibido como enseñanza. Por eso, si a partir de los útiles se preparan para llevar información bien procesada, actualizada y experimentada de primera mano, entonces desde el punto de vista ético, por el principio de prepararse por encima de los útiles, los educandos y la institución tendrían una mediación de calidad asegurada. De lo contrario, si los útiles están desactualizados y los profesores también, el efecto directo en los futuros profesionales será de consecuencias sociales y la epidemia de la falsa construcción cognitiva tendrá resultados sociales negativos.
VI
Otro punto es la presentación de los útiles por parte del docente. La primera magia de ir de compras, se empieza a desboronar cuando se presentan las reglas del juego: lecturas obligatorias, evaluaciones (pasamos a ser un número y de parte del profesor nos cargamos de montañas de exámenes y dejando de lado el placer de los útiles para sentir la presión del dominio del tiempo en la enseñanza y la entrega de los compromisos que demanda la institución. Los útiles pasan al campo de la enajenación. Al final, se van gastando, van quedando tendidos en el aula, la casa, el barrio, los bares, los psicólogos, la computadora, los amigos, las amigas; los útiles pasan a formar parte de las estadísticas de los buenos, regulares, malos, excelentes, etc. Los utilitantes, estudiantes, y los utilitarios, docentes, siempre están al margen de la escogencia de los útiles, unos son compradores y los otros simples trasmisores de un poder dirigido, y los que se rebelan en ambos sentidos, el sistema tiene muchas formas de represión para quitarlos del camino. Y entonces, solo nos quedan dos caminos. 1) La sumisión y la espera de convivir con los útiles. 2) La duda, el salto, el engaño para buscar otros caminos propios. (Síndrome de Lot, la mujer que desobedeció y volvió a ver hacia atrás; o la otra mujer que prefirió comerse la manzana antes de la promesa del mayor de los ÚTILES: el Paraíso). Ustedes, estimados lectores, sabrán escoger sus caminos más útiles.
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