Arte precolombino
El jade: Plumas verdes de piedra
Licda. Rose Marie Hernández Vargas
Plumas verdes de piedra, así llamaban los aztecas al
jade. Es una piedra
bellísima de un exótico brillo
muy parecida a la esmeralda. En la cultura azteca, el jade se consideraba más
valioso que el oro. Representaba lo más delicado y precioso, era el símbolo del
corazón de sus dioses.
En su estado natural, el
jade es una roca tosca, de color gris
claro o café. De las altas montañas, se desprendía hasta caer en las
transparentes aguas de los ríos que poco a poco transformaban aquella piedra
dura en un bello guijarro de diversos colores que lo aborígenes recogían de las
orillas de los ríos. Se cree que en Costa Rica se encontraba en la península de
Santa Elena en la costa del Pacifico.
Las civilizaciones antiguas
de Costa Rica tenían una organización social clasista. La clase social más elevada de la Gran Nicoya usaba el jade como adorno,
por ejemplo, collares, pulseras y aretes
con figuras de animales como aves,
lagartos, monos, jaguares y también figuras humanas.
Afirma el escritor Luis
Ferrero: “Las joyas de jade precolombino de la Gran Nicoya fueron perforadas
para ser llevadas como una insignia o símbolos de poder. Todos los colgantes de
jade demuestran técnica, cualidades escultóricas dinámicas y elegantes líneas
que caracterizaban una organización social no igualitaria”. (Luis Ferrero. ¿Por qué prehistoria si hay historia precolombina?,
p.116).
También el jade tenía un
intenso uso en ceremonias fúnebres. En
algunas tumbas se han hallado estatuillas de dioses de jade. Cuando se
enterraban personas importantes, se sepultaban figurillas de jade. A veces se
enterraba solo la mitad de la figura. La otra mitad le quedaba como
herencia al a familia.
Hoy día, el
Museo del Jade del Instituto Nacional de Seguros posee una valiosa colección
conformada por una amplia variedad de jades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario