Mario Valverde M.
El ojo con que me miro no es el mismo ojo con que me miran. Y las dos miradas son importantes. Yo me miro un poco con engaño. Si así no fuera mi imagen real podría desencantarme y eso podría traerme problemas. Lo mismo pasa con el país, bueno con la parte del país que me toca vivir, con su imaginario, lo imagino como me imagino a mí mismo, un poco con benevolencia. Por eso, nada mejor para la objetividad que leer a un extranjero escribiendo sobre Costa Rica.
II
Del libro Alberto Masferrer (salvadoreño en Costa Rica), de la colección Leer para disfrutar, saco algunas notas rápidas basadas en preguntas. ¿Nos habremos mantenido los costarricenses de la misma forma con el correr de los años? ¿Habrá cambiado la Costa Rica del siglo XXI y el costarricense de este nuevo siglo? Y si así fuese, ¿de dónde nos vienen los cambios? ¿Cuáles valores, hábitos y costumbres nos han quedado?
Del libro Alberto Masferrer (salvadoreño en Costa Rica), de la colección Leer para disfrutar, saco algunas notas rápidas basadas en preguntas. ¿Nos habremos mantenido los costarricenses de la misma forma con el correr de los años? ¿Habrá cambiado la Costa Rica del siglo XXI y el costarricense de este nuevo siglo? Y si así fuese, ¿de dónde nos vienen los cambios? ¿Cuáles valores, hábitos y costumbres nos han quedado?
III
Dice Masferrer en su libro: “Y así va el país, lentamente, seguramente alcanzando bienestar y cultura, civilizándose por todos conceptos, lo mismo en los que mandan que en los que obedecen” (cap. XVII). Aquí Masferrer propone su tesis de que a los ticos no les interesaron las guerras entre hermanos y las pocas fueron temporales, evitando gastos desmesurados en armas; y que por el contrario el gusto de los ticos de principios del siglo XX era hacer un viaje a Europa, como los musulmanes a la Meca. Y de Europa importaron su modo y moda de vida, tanto que en la tiendas podían conseguirse las más finas prendas y mueblería traídas del Viejo Continente. Era un mercado libre con una “gran garantía para la propiedad”. Respecto de la paz y la seguridad (contrario a Centroamérica en esos primeros años del novecientos), es tajante cuando las describe: “Podéis recorrer todo el país sin llevar un arma; dormir descuidado en las posadas, que no se pierde nada; encomendar a un peón vuestras valijas, seguro que las recibiréis intactas” (Cap. XVIII).
Dice Masferrer en su libro: “Y así va el país, lentamente, seguramente alcanzando bienestar y cultura, civilizándose por todos conceptos, lo mismo en los que mandan que en los que obedecen” (cap. XVII). Aquí Masferrer propone su tesis de que a los ticos no les interesaron las guerras entre hermanos y las pocas fueron temporales, evitando gastos desmesurados en armas; y que por el contrario el gusto de los ticos de principios del siglo XX era hacer un viaje a Europa, como los musulmanes a la Meca. Y de Europa importaron su modo y moda de vida, tanto que en la tiendas podían conseguirse las más finas prendas y mueblería traídas del Viejo Continente. Era un mercado libre con una “gran garantía para la propiedad”. Respecto de la paz y la seguridad (contrario a Centroamérica en esos primeros años del novecientos), es tajante cuando las describe: “Podéis recorrer todo el país sin llevar un arma; dormir descuidado en las posadas, que no se pierde nada; encomendar a un peón vuestras valijas, seguro que las recibiréis intactas” (Cap. XVIII).
IV
Si bien es cierto el presupuesto para mantener un ejército no nos devora, en la actualidad costarricense del siglo XXI, una nueva forma de mercado informal, ilícito, clandestino e internacional llamado narcotráfico, unido al nuevo mercado neoliberal del consumo masivo y del ganar-ganar, han penetrado la epidermis de la tradicional, buena, tranquila, honrada, abierta y solidaria sociedad descrita por Masferrer. Incluyendo lo que corresponde a nuestro Programa de Promoción Cultural, la identidad cultural. Para terminar, la criminalidad, dice el escritor salvadoreño, “es escasa”. Comparen, estimados lectores, qué ha pasado un siglo después y dónde podría estar esa Costa Rica que tanto añoramos y que, para muchos, jamás volveremos a vivir con esa garantía para la VIDA y la PROPIEDAD.
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