octubre 24, 2012

211. Superestrella

Daniel Garro Sánchez

        Si existe un dios, lo imagino como una de esas superestrellas de la farándula que rara vez se dejan ver en público, que no se dejan fotografiar, que nunca ofrecen entrevistas, que nunca salen a confirmar o desmentir lo que se habla de ellas, sin importar lo descabelladas que tales habladurías puedan llegar a ser, y que atraen más con el brillo de su ausencia que con su presencia; superestrellas cuya fama se sustenta más en lo delicioso y lo retador de sus secretos que en sus auténticos méritos, en la sombra de su posible omnipresencia que en su verdadera presencia, y en lo excitante de su persecución que en sus planificadas apariciones públicas.
        Lo imagino sentado mirando el televisor o la pantalla de su computadora, mirando todo lo que de él se dice o se especula en los medios; lo pienso quizá riendo, quizá furioso, quizá tapándose la cara con las manos, quizá arrancándose los cabellos, o quizá apagando el televisor o la pantalla y mandando todo al carajo.
        En cierto modo, esta superestrella tiene algo de socialité, algo como de Kim Kardashian, de cuya fama realmente no hay explicación, ya que no canta, ni actúa, ni escribe, ni compone, ni ha protagonizado algún musical de Andrew Lloyd Weber, ni ejerce ocupación alguna conocida que la explique. La diferencia es que al menos Kim Kardashian aparece públicamente de forma constante, al grado en que es mayor el lapso en que está expuesta que el que no.
        Tenemos entonces una misteriosa superestrella de la farándula que ni aparece en público (ni siquiera en el jet set) ni sabemos a ciencia cierta por qué es una superestrella. Existen rumores según los cuales pudo haber creado el universo y protagonizado un musical de Andrew Lloyd Weber, entre otras cosas; pero eso nos llevaría nuevamente a nuestro punto de partida: su total indiferencia ante rumores que ni confirma ni descarta.
        Sea como sea, jamás habría conocido yo superestrella alguna con semejante cantidad de voceros de prensa y con tan mala comunicación entre ellos, dando lugar incluso a que digan cosas opuestas unos con respecto a otros; ni habría visto yo jamás una rivalidad semejante entre los clubes de fans de una superestrella; una rivalidad más digna de los hinchas del fútbol, que al menos le profesan su admiración a equipos diferentes, y no de gentes que dicen profesar su admiración por un mismo ídolo. Tampoco habría visto yo nunca que los fans de una superestrella tuvieran un problema tan grande con aquellos que no lo son. Con una fanaticada tan temible, no me sorprendería que esta superestrella se esté ocultando de sus propios fans, y no solo de la prensa, como las bandas de rock que evitan los lugares conflictivos donde las pandillas ocasionan problemas en los conciertos.
        De mi parte, seguiré haciendo caso omiso a los rumores y los chismes de la farándula y seguiré esperando a que esta enigmática celebridad nos brinde personalmente algunas declaraciones.

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