agosto 23, 2011

167. La gran preocupación de la Iglesia Católica

Por Daniel Garro Sánchez

clip_image002 Mientras que en el Medio Oriente se golpea, se quema, se mutila y hasta se lapida a las mujeres si no esconden su cuerpo a la vista de los hombres; mientras que se les efectúa la ablación porque no tienen derecho al placer de la sexualidad; mientras que aquí en Occidente los machos promiscuos son machos admirables, pero las mujeres promiscuas son putas; mientras que las mujeres siguen luchando para ocupar los altos cargos por los que hace apenas un siglo adquirieron el derecho a votar; mientras que las jefes de toda índole de jefatura siguen luchando para que sus subalternos no atribuyan a sus errores un origen cromosómico; mientras que ellas siguen luchando para ejercer un oficio atípico de ellas y típico de los varones sin que se les diga que son lesbianas; mientras que las lesbianas siguen luchando para ser lesbianas por gusto propio y no por gusto del varón, y mientras que ellas siguen luchando para desnudarse por gusto propio y no por gusto del varón; mientras que ellas, las divorciadas, las solteras, las de unión libre, las madres solas y toda especie de fémina que no sea mujer casada con hijos, siguen luchando para que se les vea como “Señoras”; mientras que ellas, las profesionales, universitarias, empresarias, millonarias y demás siguen luchando para que dejen de preguntarles que cuándo entran a la “vida seria” porque no son casadas con hijos; que mientras ellas, las que pertenecen a toda especie de fémina que no sea mujer casada con hijos, siguen luchando para no odiarse a sí mismas porque una sociedad entera está encima aplastando su autoestima y haciéndoles creer que fallaron y que no cumplieron su propósito en la vida; mientras que ellas luchan para poder ir solas a un bar, de noche, sin que los varones prejuzguen hipócritamente que ellas están en ese bar por las razones que a ellos les encantaría que estuvieran, y no por cualquier otra, y que casualmente son las mismas razones por las que ellos están en ese bar; mientras que la Carmencita sigue luchando para que no la mate don José, mientras que la Penélope sigue tramitando su divorcio, mientras la Eva y la Pandora se cansan de pedir disculpas, mientras la María sigue aguantándose las ganas y mientras la Magdalena sigue diciéndose I don’t know how to love him; y en fin, mientras que las mujeres en todo el mundo siguen luchando por sus derechos, en contra incluso de aquellas mujeres aterradas que no quieren que las cosas cambien solo por eso, porque están aterradas, porque le temen al hombre, a la familia, a la patria y a Dios… a la Iglesia Católica le preocupa la emancipación de la mujer y su forma de vestir.

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