Por Mario Valverde M.
La conciencia mantiene una fractura entre el mundo y mi espíritu (A-Camus. Filósofo. 1913-1960)
Yo digo que si no fuera por la tristeza no existiría la poesía. Ese viaje al centro de la Tierra del sentimiento. Zona de bosques silenciosos y de una fauna infinita de recuerdos, donde también habita el suicidio. Lugar de espejos y de encuentros mágicos. Tiempos detenidos sin solución de ascender al tiempo presente, de no ser en forma de creación artística: ”Vivo solo sin ti, sin poderte olvidar…miro el tiempo pasar, el invierno llegar…de cigarro en cigarro, ceniza y humo en mi corazón”…cantaba el bolerista ecuatoriano Julio Jaramillo.
La tristeza es refugio de minerales inéditos que debemos, como especie de arqueólogos, escarbar y pulir con mucho cuidado. La tristeza nos dobla el alma; como hojas muertas, nos palidece el rostro, nos fija la mirada, nos calla la voz, nos arruga la frente y un aire extraño de soledad nos rodea todo el cuerpo, encorvándolo en un péndulo de aromas y paisajes que nos cruzan como vientos marinos de mares bravíos. Pero estamos de acuerdo en que,sin la tristeza, el Espíritu no saldría de su caverna de la estupidez de todos los días. La tristeza no vive de los tiempos, los tiempos todos son torbellinos que levantan angustias indescifrables que se empozan en cualquier esquina de la existencia y nos dejan desnudos, llorando, sin saber porqué…hasta que llega la poesía, el lenguaje del Arte, para construir algo que ya no es y que nos sigue golpeando los atardeceres de esas cosas que sucedieron sin poder agarrarlas para siempre…”
No puedo escribir, estoy perdida,
desorientada.
En mi interior, las lágrimas inundan
mis sentidos.
No deseo escribir cosas tristes, y creo
que hoy represento
a la tristeza más silenciosa que
jamás he experimentado.
Tengo muchas ganas de que la primavera
prenda en mi alma,
y me sature con su fuerza y con su vida,
ahora te podría decir :
que no vivo.
BSA,aloe.
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